sábado, 17 de enero de 2009

Una Princesa de Marte

Una Princesa de Marte (1912) es la primera de las novelas escritas por Edgar Rice Burroughs de la serie de John Carter de Marte.

Burrougs sentó con esta novela un tipo de Marte que permaneció en la mente de todos durante mucho tiempo, hasta que la ciencia finalmente se hizo un hueco entre la gente y a pie de calle se fue consciente de que Marte era un planeta muerto y oxidado: mares secos, civilizaciones desaparecidas, grandes canales para distribuir la poca agua restante (muy en la línea de Schiaparelli) Pero sobre todo, exóticos habitantes inteligentes y animales: hombres verdes (de cinco metros de altura y cuatro brazos, brutales guerreros) y hombres rojos, de aspecto humano pero claro, con la piel roja, restos de un imperio mayor y más glorioso que una vez habitó el planeta. Sobre los animales la primera idea es que suelen ser más grandes y tener más patas de lo normal, además de ser feos con ganas.

Esta primera historia presenta a John Carter, un hombre de Virginia de finales del siglo XIX que se encontró misteriosamente transportado a Marte. Allí, gracias a su fuerza, que en la baja gravedad marciana le ponía por encima de los demás físicamente, y a una gran dosis de suerte, pasa por todo tipo de peripecias, las cuales más o menos engloban la muerte de un tirano, la destrucción de un imperio, la alianza entre dos facciones tradicionalmente enfrentadas y por supuesto, el rescate de manos de sus captores de Dejah Thoris, la bella princesa del reino de Helium, la mujer más hermosa sobre Barsoom (el nombre que se le da allí a Marte) Para completar todo, ella y Carter se enamoran.

Es una novela muy inocente y simple que no se detiene más que cuando es imprescindible, pero que de todas formas da bastante bien la ilusión de mundo coherente, tanto más conforme avanza la historia. No hay que olvidar que en la época de su publicación esto era lo que se leía, (novelitas ligeras y extraordinarias) no complejas abstracciones como las novelas de ciencia ficción y aventuras que empezaron a surgir décadas después. Todo un clásico que merece la pena leer.

PD: por cierto, no os dejéis llevar por la imagen de la portada del libro, en Barsoom nadie lleva ropas, sólo adornos y joyas.

1 comentario:

Salvador dijo...

Tengo que leer de nuevo estas novelas tan entretenidas. Mira que si el clima de Marte hubiese sido tal como ahora se conoce hubiesen pasado más frio que un tonto.