Posiblemente algunos sepáis que como editor en Wikipedia me preocupo particularmente por el volumen de los artículos por wikificar, aunque no de manera exclusiva. Es realmente curioso ver cómo cuando la gente habla de calidad frente a cantidad se suelen olvidar de esta pobre categoría, que lleva creciendo sin parar desde hace años, y sólo suelen mencionar, con excepciones, el número de artículos buenos y destacados, que afortunadamente tampoco deja de crecer. Hay que dar las gracias a los participantes de distintos concursos, principalmente del torneo de wikificar, (que entre sus 6 ediciones, a lo largo de unos 14 meses, ha conseguido retirar de allí unos 680 artículos), y del wikirreto 2008, (que desde enero ha conseguido retirar unos 1500). Y aún así, en el período que va desde febrero de 2007 (inicio del torneo de wikificar) hasta el actual mayo de 2008, la categoría creció en unos 4200 artículos. Como se puede comprobar, el heroico esfuerzo de todos estos participantes no es suficiente para revertir o siquiera estabilizar el tamaño de la categoría. Eso sí, crece a menor ritmo que los artículos totales de wikipedia, por lo que su porcentaje respecto al global normalmente decrece, como se puede ver en esta imagen que el estimado usuario Muro de Aguas actualiza dos veces por mes.
Como ya me he quejado mucho de la situación, he decidido pasar a la acción y sumar mi ayuda activa en esta tarea. Soy organizador del reto antes mencionado, pero por propia restricción, no participo en él. Sin embargo, he decidido retarme a mí mismo, y lo digo públicamente para que quede constancia, aquí y en mi página de usuario: tengo intención de retirar entre 2 y 3 artículos de esa categoría por día hasta que acabe el año. Tomé esta decisión el 12 de mayo, entrando en vigor ese mismo día. Eso significa que quedaban 233 días para final de año, y por tanto, para esa fecha, la cifra total de artículos retirados debe estar como mínimo por encima de 466, idealmente rondando los 699. Se admiten apuestas.
jueves, 29 de mayo de 2008
martes, 27 de mayo de 2008
El arqueólogo pixelizado
Ahora que se pone otra vez de moda el arqueólogo de sombrero y látigo más famoso del cine, no está de mas tratar el tema. Pero en lugar de irme a hablar de las películas (ya sean las buenas, o la nueva, que aún no he visto) quiero hacer una pequeña reseña de dos videojuegos sobre el doctor Jones que hicieron época, aquellos simpáticos juegos de "apuntar y pulsar" en los que tenías que ir recogiendo de todo en tus discretos bolsillos (desde un poste metálico de metro y pico hasta un cochinillo asado, caliente y entero) a la vez que te pateabas laberintos y te dabas de tortas con los soldados alemanes de turno. Y todo ello con unos gráficos en los que se veían claramente los píxeles y en los que ver a Indiana alejarse en la lejanía era verlo reducido a 7 u 8 puntitos que se movían juntos y que daban remotamente la impresión de ser una persona.
El primero de ellos, Indiana Jones y la Última Cruzada (1989), reproducía con cierta fidelidad la película del mismo título, pero se detenía mucho más en algunas zonas que en la película se pasan rápidamente, como las catacumbas, el castillo, o el zeppelin.
Pasé muchas horas con este juego en mi viejo 386, especialmente en la biblioteca veneciana (hasta que encontrabas el truquillo para ver los libros que necesitabas) y luego, con un puzzle en las catacumbas en las que, ojo al dato, tenías que tocar una combinación de notas en un "teclado" hecho con calaveras. Y claro, como por aquel entonces, cuando el juego era nuevo, no tenía ni idea de música, tardé lo mío en descrifrar la partitura que te daban. Las catacumbas eran lo mejor de todo. Hasta tenías que conseguir una botella de vino pésimo para llenarla de agua y así reblandecer la base de una antorcha... al tirar de la cual te caías al piso de abajo de los túneles.
Luego te tocaba irte al castillo alemán, en el que tenías que cambiarte de ropa cada dos por tres, de criado, de coronel, otra vez de Indiana... Inolvidable el diálogo en el que convencías a un guardia de que eras un vendedor de cazadoras de cuero... ¡y le endosabas la tuya por unos pocos marcos! Tras unas cuantas vueltas por ahí, que si zeppelin, que si avioneta, que si paseo en moto con papá en el sidecar para conseguir el autógrafo de Hitler (sic), llegabas al templo. Realmente uno se sentía frustrado de ver cómo la cuchilla venía y un gran cartel de censurado cubría tu pantalla... y todo porque tenías que apuntar justo en un sistio de la pantalla, si no, picadillo de Indiana. En fin, una delicia de juego.
El otro juego, Indiana Jones and the Fate of Atlantis (1992), es algo más moderno, pero no llegué a jugarlo cuando era nuevo. Por suerte pude descargarlo de una página de abandonware hace unos pocos años y pasármelo con calma.
Los gráficos eran bastante mejores, y la historia no es que estuviera mal. Como indica el título, acababas buscando aquella ciudad de la que habla Platón. Y precisamente te basabas en un diálogo no encontrado del filósofo. Existen dos diálogos encadenados en los que se la menciona, el Timeo y el Critias. En ellos, además de Sócrates, salen Timeo, Critias, y Hermócrates. Dado que el Critias está incompleto y no se sabe su final, es lógico pensar que podía existir un tercero, cuyo nombre tendría que ser Hermócrates. Bien, pues con él en la mano (y no era fácil conseguirlo) llegabas a la conclusión de que la Atlántida estaba en el Egeo (ni Atlántico, ni las Canarias, ni nada, te la encontrabas en Grecia) Todo ello, claro está, después de patearte medio mundo (desde Madeira hasta Túnez, pasando por Islandia y Nueva York) y de ser perseguido y perseguidor de los alemanes de turno, que buscaban la Atlántida para sus perversos planes, claro está. Los puzzles estaban a la altura de lo esperado. Posiblemente hubiera sido un éxito de taquilla si hubiera sido una película, el argumento promete. Hay además por ahí un cómic sobre esta historia.
Y parece ser que muchos se quedaron con ganas de más de estos buenos juegos. Hace una temporada encontré una página de fans en la que están creando un nuevo juego no oficial pero con un aspecto inmejorable. Tienen una demo a disposición del público, que os recomiendo probar. Se titula Indiana Jones and the Fountain of Youth. Lo mismo de siempre, alemanes malos, un secreto perdido y de gran valor, lugares paradisíacos, y diálogos ocurrentes. Digno de LucasArts. Ojalá lo acaben algún día.
El primero de ellos, Indiana Jones y la Última Cruzada (1989), reproducía con cierta fidelidad la película del mismo título, pero se detenía mucho más en algunas zonas que en la película se pasan rápidamente, como las catacumbas, el castillo, o el zeppelin.
Pasé muchas horas con este juego en mi viejo 386, especialmente en la biblioteca veneciana (hasta que encontrabas el truquillo para ver los libros que necesitabas) y luego, con un puzzle en las catacumbas en las que, ojo al dato, tenías que tocar una combinación de notas en un "teclado" hecho con calaveras. Y claro, como por aquel entonces, cuando el juego era nuevo, no tenía ni idea de música, tardé lo mío en descrifrar la partitura que te daban. Las catacumbas eran lo mejor de todo. Hasta tenías que conseguir una botella de vino pésimo para llenarla de agua y así reblandecer la base de una antorcha... al tirar de la cual te caías al piso de abajo de los túneles.
Luego te tocaba irte al castillo alemán, en el que tenías que cambiarte de ropa cada dos por tres, de criado, de coronel, otra vez de Indiana... Inolvidable el diálogo en el que convencías a un guardia de que eras un vendedor de cazadoras de cuero... ¡y le endosabas la tuya por unos pocos marcos! Tras unas cuantas vueltas por ahí, que si zeppelin, que si avioneta, que si paseo en moto con papá en el sidecar para conseguir el autógrafo de Hitler (sic), llegabas al templo. Realmente uno se sentía frustrado de ver cómo la cuchilla venía y un gran cartel de censurado cubría tu pantalla... y todo porque tenías que apuntar justo en un sistio de la pantalla, si no, picadillo de Indiana. En fin, una delicia de juego.
El otro juego, Indiana Jones and the Fate of Atlantis (1992), es algo más moderno, pero no llegué a jugarlo cuando era nuevo. Por suerte pude descargarlo de una página de abandonware hace unos pocos años y pasármelo con calma.
Los gráficos eran bastante mejores, y la historia no es que estuviera mal. Como indica el título, acababas buscando aquella ciudad de la que habla Platón. Y precisamente te basabas en un diálogo no encontrado del filósofo. Existen dos diálogos encadenados en los que se la menciona, el Timeo y el Critias. En ellos, además de Sócrates, salen Timeo, Critias, y Hermócrates. Dado que el Critias está incompleto y no se sabe su final, es lógico pensar que podía existir un tercero, cuyo nombre tendría que ser Hermócrates. Bien, pues con él en la mano (y no era fácil conseguirlo) llegabas a la conclusión de que la Atlántida estaba en el Egeo (ni Atlántico, ni las Canarias, ni nada, te la encontrabas en Grecia) Todo ello, claro está, después de patearte medio mundo (desde Madeira hasta Túnez, pasando por Islandia y Nueva York) y de ser perseguido y perseguidor de los alemanes de turno, que buscaban la Atlántida para sus perversos planes, claro está. Los puzzles estaban a la altura de lo esperado. Posiblemente hubiera sido un éxito de taquilla si hubiera sido una película, el argumento promete. Hay además por ahí un cómic sobre esta historia.
Y parece ser que muchos se quedaron con ganas de más de estos buenos juegos. Hace una temporada encontré una página de fans en la que están creando un nuevo juego no oficial pero con un aspecto inmejorable. Tienen una demo a disposición del público, que os recomiendo probar. Se titula Indiana Jones and the Fountain of Youth. Lo mismo de siempre, alemanes malos, un secreto perdido y de gran valor, lugares paradisíacos, y diálogos ocurrentes. Digno de LucasArts. Ojalá lo acaben algún día.
lunes, 26 de mayo de 2008
Phoenix llega a Marte
En la madrugada de esta noche pasada la sonda Phoenix finalmente ha llegado a Marte tras unos 8 meses de viaje. A diferencia de otras misiones recientes, su objetivo no ha sido un punto cercano al ecuador, sino la región plana llamada Vastitas Borealis, una gran llanura en una cota muy baja que constituye gran parte del hemisferio norte del planeta. Si hubiera agua líquida en la superficie lo primero que llenaría sería esta zona, con un gran mar.
La intención de esta sonda es confirmar las evidencias de agua congelada debajo del suelo, para lo que lleva distintos aparatos para extracción de muestras. Hasta ahora se especula con una gran cantidad de agua congelada en acuíferos, probablemente mayor de la que se sabe que existe en los casquetes polares.
Esta es una de las primeras imágenes del suelo sobre el que está:
Más información en:
Ni que decir tiene que andar mandando aparatos a Marte es la antesala de la exploración futura, no un mero capricho científico. La NASA y la ESA han dedicado muchas inversiones en diversos proyectos en los últimos años a este planeta. Si a esto se le unen los proyectos actuales que se llevan a cabo, como la Estación Espacial y el regreso a la Luna que planea la NASA, podemos decir que estamos cada vez más cerca de poner un pie en el Monte Olimpo.
Actualizado el 27 de mayo:
Esta es una tira cómica que estaba hoy en el periódico, que como viene al caso...
La intención de esta sonda es confirmar las evidencias de agua congelada debajo del suelo, para lo que lleva distintos aparatos para extracción de muestras. Hasta ahora se especula con una gran cantidad de agua congelada en acuíferos, probablemente mayor de la que se sabe que existe en los casquetes polares.
Esta es una de las primeras imágenes del suelo sobre el que está:
Más información en:
Ni que decir tiene que andar mandando aparatos a Marte es la antesala de la exploración futura, no un mero capricho científico. La NASA y la ESA han dedicado muchas inversiones en diversos proyectos en los últimos años a este planeta. Si a esto se le unen los proyectos actuales que se llevan a cabo, como la Estación Espacial y el regreso a la Luna que planea la NASA, podemos decir que estamos cada vez más cerca de poner un pie en el Monte Olimpo.
Actualizado el 27 de mayo:
Esta es una tira cómica que estaba hoy en el periódico, que como viene al caso...
domingo, 25 de mayo de 2008
Trilogía Marciana
La Trilogía Marciana de Kim Stanely Robinson es un conjunto de tres novelas que narran una hipotética historia futura de la colonización de Marte por parte del ser humano. Lejos de ser una obra fantástica con hombrecillos verdes y esa clase de cosas, es un ejemplo de ciencia ficción dura, es decir, que la parte de ciencia tiene mucho más peso que la parte de ficción.
En la primera parte, Marte rojo, se cuenta el viaje a Marte de una nave, el Ares, con 100 tripulantes a bordo. Estos Primeros Cien, como se los llama en adelante, son el eje de la historia, que es contada a lo largo de varios siglos por algunos de ellos, los más importantes. Ellos son la primera expedición que llega para quedarse. Las primeras décadas de la historia, desde 2026, muestran a la vez tanto las inquietudes de estos personajes sobre política y espiritualidad, como la construcción del primer asentamiento, y la exploración, por fin a ras de tierra, del árido y hostil mundo rojo. La belleza que algunos encuentran en este paisaje constrastará y chocará, a veces violentamente, con las ansias de otros por convertir el planeta en un lugar habitable, terraformándolo. Así, además de todas las disputas sobre qué tipo de sociedad debería instaurarse en un nuevo planeta, surge en gran debate entre rojos y verdes. El planeta empieza a sufrir una fuerte inmigración, que precipitará los acontecimientos de manera catastrófica.
En la segunda parte, Marte Verde, las cosas vuelven a la calma y la inmigración continúa. Aquellos de los Primeros Cien que aún viven son testigos de cómo los tratamientos antienvejecimiento efectivamente les han hecho sobrepasar el siglo de edad inician sus contactos con algunas facciones de la Tierra en busca de alianzas para estabilizar la situación de Marte y evitar más problemas a largo plazo. La terraformación llevada a cabo ya amerita el nombre de Marte Verde de sobra. En esta época entra en acción una nueva generación de marcianos, descendientes de los Primeros Cien, algunos de los cuales se convertirán en auténticos símbolos de la forma de ser del planeta.
En la tercera parte, Marte Azul, el planeta cuenta ya con un vasto océano en lo que hoy se conoce como Vastitas Borealis, y los reductos donde se pude apreciar la belleza original del planeta se cuentan con la mano. La Tierra ha sufrido grandes cambios de manera rápida, y se ve obligada a pedir ayuda a Marte. Los Primeros Cien se acercan ya a los dos siglos de edad y el tratamiento gerontológico empieza a dar muestras de no servir eternamente.
Junto a la compleja historia que se teje con los veinte personajes que van contando los sucesos, están las personalidades de todos ellos, exploradas en profundidad por el autor, que muestra cómo van cambiando sutilmente con los años. Además, los diversos adelantos que van brotando por todo Marte, aprovechando la menor gravedad, van desde cúpulas gigantes hechas con una fina capa de plástico, hasta un gigantesco cable que actúa de ascensor espacial. Y aunque lo parezca, no es algo tan impensable.
No puedo hablar con neutralidad sobre esta trilogía, y aún sólo dando a entrever algo de su encanto, de verdad la recomiendo a todos aquellos que gusten de la ciencia ficción y de la ciencia, y a los que, como yo, confiamos en poder ver en unas pocas décadas, al menos los primeros pasos que narra Robinson.
En la primera parte, Marte rojo, se cuenta el viaje a Marte de una nave, el Ares, con 100 tripulantes a bordo. Estos Primeros Cien, como se los llama en adelante, son el eje de la historia, que es contada a lo largo de varios siglos por algunos de ellos, los más importantes. Ellos son la primera expedición que llega para quedarse. Las primeras décadas de la historia, desde 2026, muestran a la vez tanto las inquietudes de estos personajes sobre política y espiritualidad, como la construcción del primer asentamiento, y la exploración, por fin a ras de tierra, del árido y hostil mundo rojo. La belleza que algunos encuentran en este paisaje constrastará y chocará, a veces violentamente, con las ansias de otros por convertir el planeta en un lugar habitable, terraformándolo. Así, además de todas las disputas sobre qué tipo de sociedad debería instaurarse en un nuevo planeta, surge en gran debate entre rojos y verdes. El planeta empieza a sufrir una fuerte inmigración, que precipitará los acontecimientos de manera catastrófica.
En la segunda parte, Marte Verde, las cosas vuelven a la calma y la inmigración continúa. Aquellos de los Primeros Cien que aún viven son testigos de cómo los tratamientos antienvejecimiento efectivamente les han hecho sobrepasar el siglo de edad inician sus contactos con algunas facciones de la Tierra en busca de alianzas para estabilizar la situación de Marte y evitar más problemas a largo plazo. La terraformación llevada a cabo ya amerita el nombre de Marte Verde de sobra. En esta época entra en acción una nueva generación de marcianos, descendientes de los Primeros Cien, algunos de los cuales se convertirán en auténticos símbolos de la forma de ser del planeta.
En la tercera parte, Marte Azul, el planeta cuenta ya con un vasto océano en lo que hoy se conoce como Vastitas Borealis, y los reductos donde se pude apreciar la belleza original del planeta se cuentan con la mano. La Tierra ha sufrido grandes cambios de manera rápida, y se ve obligada a pedir ayuda a Marte. Los Primeros Cien se acercan ya a los dos siglos de edad y el tratamiento gerontológico empieza a dar muestras de no servir eternamente.
Junto a la compleja historia que se teje con los veinte personajes que van contando los sucesos, están las personalidades de todos ellos, exploradas en profundidad por el autor, que muestra cómo van cambiando sutilmente con los años. Además, los diversos adelantos que van brotando por todo Marte, aprovechando la menor gravedad, van desde cúpulas gigantes hechas con una fina capa de plástico, hasta un gigantesco cable que actúa de ascensor espacial. Y aunque lo parezca, no es algo tan impensable.
No puedo hablar con neutralidad sobre esta trilogía, y aún sólo dando a entrever algo de su encanto, de verdad la recomiendo a todos aquellos que gusten de la ciencia ficción y de la ciencia, y a los que, como yo, confiamos en poder ver en unas pocas décadas, al menos los primeros pasos que narra Robinson.
El Mirador de Echus
Hola a todos. Hace ya bastante que me apetece iniciar un blog. No es el primero que llevo, pero hace mucho desde que abandoné el anterior, ubicado en msn.spaces. Aquel tenía el nombre de un mar de la Luna, y para marcar que éste es un siguiente paso, lo he bautizado con una ubicación de Marte. Se trata de un lugar ficticio basado en una montaña real que aparece en una trilogía de ciencia ficción la cual tengo en gran estima, la Trilogía Marciana de Kim Stanley Robinson. Y es que la ciencia ficción es una de esas cosas que me gustan desde hace mucho tiempo, por encima de otras aficiones. No en vano me considero un hombre de ciencia, ingeniero por vocación.
Aún no tengo muy claro de qué va a ir este blog. Es seguro que hablaré de ciencia ficción, pero también de manga (que por azares de la vida he acabado leyendo), así como de noticias genéricas sobre ciencia y otros temas que me interesan. Y posiblemente, de otra de mis ocupaciones, Wikipedia, de la que soy editor desde hace ya bastante tiempo (ya habréis notado los vínculos que coloco) Mi única intención con este blog es pasar buenos ratos y ofrecerle a la gente algo interesante que leer.
Sin nada más que decir, saludos a todos.
Aún no tengo muy claro de qué va a ir este blog. Es seguro que hablaré de ciencia ficción, pero también de manga (que por azares de la vida he acabado leyendo), así como de noticias genéricas sobre ciencia y otros temas que me interesan. Y posiblemente, de otra de mis ocupaciones, Wikipedia, de la que soy editor desde hace ya bastante tiempo (ya habréis notado los vínculos que coloco) Mi única intención con este blog es pasar buenos ratos y ofrecerle a la gente algo interesante que leer.
Sin nada más que decir, saludos a todos.
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