jueves, 2 de septiembre de 2010

Dominion

Dominion es otro gran juego de mesa que he conocido recientemente y que he disfrutado como pocos. Probablemente es el juego más dinámico y cambiante que conozco, y eso es un gran punto cuando estamos hablando de jugadores que quieren sacar partido de sus compras durante mucho tiempo, sin llegar al tedio pronto: virtualmente, no hay dos juegos iguales. Dicho de otra forma, de jugadores que queman los juegos de tanto jugarlos.

En el juego cada uno encarna a un señor feudal que desea construir un reino próspero y poderoso, para lo que debe ir consiguiendo territorios, que a final de partida serán los puntos que le den la victoria o no. Para conseguirlos, necesita oro, que se consigue a lo largo de la partida, jugando cartas de acción principalmente. Estas cartas también cuestan dinero, por lo que hay que buscar el equilibrio entre comprar muchas cartas de acción, y comprar territorios.


La gracia del juego estriba en que, mientras que los territorios y el dinero son unos mazos de cartas que se usan siempre, las cartas de acción cambian. En cada partida se cogen al azar 10 mazos de cartas de acciones (cada mazo contiene sólo cartas con la misma acción), de un conjunto bastante amplio de mazos. Haciendo un poco de combinatoria, 10 sobre 30 son como 30 millones de combinaciones, es decir, posibles configuraciones de partida, si recuerdo bien algo de matemáticas. No sé cuántos mazos van en el juego original, pero hay expansiones que añaden mazos nuevos y variaciones interesantes que siguen jugándose de la misma forma, pero le dan al juego otro toque.

Luego dentro de las cartas de acción las hay de muchos tipos, cartas que se usan una vez y se tiran, cartas de maldición (obligan a los demás a coger puntos negativos que restan a final de partida) , cartas que se juegan y mantienen su efecto durante el turno siguiente, etc...

Con todas las cartas que se van consiguiendo a lo largo de la partida (de todos los tipos), el jugador construye poco a poco su propio mazo personal de juego, ya que el dinero que gastas no se pierde, sino que sigue siendo tuyo, permanece en el mazo y lo puedes usar de nuevo más tarde. Hay acciones curiosas que permiten disminuir el mazo de los demás y hasta el mazo propio (por ejemplo, para quitarte las maldiciones) Entonces, en cada turno realizas una acción con las cartas de tu mazo que en ese momento tengas en la mano (usas y descartas, y cuando gastas tu mazo, barajas las descartadas y vuelves a jugarlas) y compras algo con el dinero que tengas. Pero claro, como hay acciones que permiten gastar dinero en más de una cosa, realizar más acciones, coger más cartas del mazo, las opciones para realizar en un sólo turno son muchas.

Probablemente el juego más versátil que haya en el mercado, si tienes la ocasión, te recomiendo probarlo.

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