El único gasto de este hobby es lo que te cueste la postal (entre 30 y 50 céntimos las he encontrado) más el sello (64 céntimos para Europa, 78 para resto del mundo); al margen, la web acepta donativos de sus usuarios. Para los que duden de su funcionamiento, sólo puedo decir que en estos momentos, tras 3 meses activo, tengo tantas postales enviadas como recibidas (39), más otras 6 postales enviadas que aún no han llegado a su destino, pero lo harán en cualquier momento.
Hay muchos motivos por los que la gente entra en este hobby. Puede ser porque te gusta usar el tradicional sistema postal en lugar de internet (que tiene su encanto), porque quieres conocer gente nueva o cosas de otros países, porque colecciones las postales o los sellos por sí mismos, o los que tengo yo: practicar mi inglés al escribir y recibir en ese idioma, y disfrutar de la sensación de encontrar nuevas postales en mi buzón (he llegado a tener hasta tres en un mismo día), con pequeñas historias o imágenes de cualquier parte del planeta. Los usuarios que participan suelen intentar alegrarte el día de una u otra forma, y esos detalles siempre se agradecen.
Es un hobby que recomiendo a todos, aunque sea sólo por probarlo. No se adquiere compromiso alguno al apuntarse, sólo enviar tantas postales como direcciones solicites, para no dejar a nadie colgado. Típicamente recibirás tantas postales como envíes. Además, en tu perfil puedes pedir qué tipo de postal prefieres recibir (nunca exigir, por supuesto), y especificar en qué idiomas te defiendes como para leer al menos.
Como anécdota, hace poco comentaban en el blog de la organización que la famosa nube del volcán islandés de nombre impronunciable había ralentizado el tráfico postal, disminuyendo notablemente el volumen de postales intercambiadas esa semana caótica, que se vieron retrasadas.
La imagen que añado es una de las imágenes recibidas que más me han gustado, una foto de un monasterio en Rumanía.
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