martes, 1 de junio de 2010

De creacionistas y museos de historia

Soy un amante de la ciencia confeso, y como tal, la teoría de la evolución siempre me ha parecido la mejor explicación de que disponemos para explicar la situación actual de la vida en la Tierra, algo fácilmente extrapolable a otros entornos donde pudiera haber vida. Por no hablar de su elegancia. En Europa, particularmente en España, en todas las escuelas la teoría de Darwin es un punto fuerte en la asignatura de ciencias, o como se llame actualmente en los temarios. El Génesis se enseña en la asignatura de religión el que la tenga, o en la parroquia el que asista. Y no hay un sólo sacerdote católico en este país que yo haya visto que defienda que la Tierra tiene 6000 años (no 5000 millones como indican las pruebas de que disponemos), que todos somos descendientes de Adán y Eva en el más literal sentido (como lo es cada uno de sus respectivos tatarabuelos), que los fósiles fueron puestos por Dios ahí para confundir a la gente, que el diluvio mató a toda la humanidad salvo a los que iban en el Arca...

Puedo seguir todo el día citando enseñanzas de la Biblia que no se pueden (ni en mi opinión se deben) tomar al pie de la letra por que no existe más fundamento para ellas que el simple hecho de ser la tradición y estar escritas en un Libro que se viene venerando desde hace siglos. He tenido una educación religiosa católica completa, por cierto, y todos mis profesores de religión me han enseñado la asignatura como lo que es, un conjunto de mitos más un conjunto de hechos reales interpretados a la luz de la fe: La mujer cogió la fruta y la dió al hombre, y por ello entró el pecado en el mundo, eso es un mito sin más fundamento que el de Saturno devorando a sus hijos para evitar ser destronado, hecho para transmitir una verdad conveniente o una enseñanza moral, según se vea; Los hebreos salieron de Egipto, eso es un hecho refrendado hasta donde sé, y que existió Jesús de Nazaret también parece cierto en base a historiadores romanos y judios de la época. Y así, muchos otros ejemplos.

El punto de todo esto es introducir que incluso para los creyentes, hay cosas que hay que entender en un sentido más metafórico que otras. Y aclarar que en este país, por suerte, no existe la tendencia creacionista que en los Estados Unidos es más que una plaga: es una creencia ampliamente aceptada por los ciudadanos. En las encuestas en que salen menos favorecidos, son un 29% de los encuestados los que no creen en la evolución (en contraposición al creacionismo) y sólo un 28% la creen cierta sin matices de intervención divina, siendo el resto un punto medio de creyentes en una evolución gentilmente dirigida por Dios. En otras donde los creacionistas se demuestran más numerosos, suponen más del 50% de los encuestados, frente a un 15% de defensores del evolucionismo sin intervención de Dios. Evidentemente hay un sesgo muy fuerte en función de quién hace la encuesta y dónde, como suele pasar, probablemente tomar como realistas unos resultados intermedios sería lo prudente, aunque ya de por sí la opción "menos creacionista" ya es bastante desalentadora tal cual... Me gustaría contar con una encuesta similar en España, donde a menos que me equivoque mucho, los creacionistas serían una minoría muy pequeña, y los evolucionistas puros y los que incluyen a Dios se repartirían la tarta de alguna forma que no sabría preveer, probablemente relacionado con el porcentaje de cristianos practicantes en España.

Los creacionistas en Estados Unidos pretenden que la evolución no se enseñe o que en el mejor de los casos, se enseñe al mismo nivel que el evolucionismo, como una opción igualmente válida y sobre la que hay disparidad de opiniones entre la comunidad científica. El problema es que tales discrepancias no existen. En su último libro, Richard Dawkins hace una metáfora sobre lo ridículo que sería que alguien pretendiera que los romanos nunca existieron, y que el español, francés, italiano, etc... se originaron independientemente a pesar de su evidente parentesco histórico. A pesar de haber pruebas abundantes sobre la existencia de lo que niegan, se obstinan en negar lo evidente y lo que tiene sentido, para plantear una solución imaginativa: todas esas lenguas y culturas aparecieron mágicamente a la vez. Esto es consecuencia del creciente fanatismo religioso que se da en el país, por si alguien se pensaba que eso sólo pasa en el Islam.

El detonante de este post ha sido esta noticia: un museo de historia en EEUU hecho para creacionistas. Esto que aquí nos resultaría cuando menos insólito, un disparate histórico y un intento fanático de difundir una doctrina por encima de las evidencias científicas, es lo que me ha vuelto a traer el tema del creacionismo a la mente. Me recuerda fuertemente al Vaticano intentando ejecutar a Galileo por decir que la Tierra no es el centro del Universo.

No he pretendido hacer un artículo estructurado, sólo soltar algunas reflexiones personales y datos, preferiría que si como lector te interesa el tema y has llegado hasta aquí (¡bravo por aguantar mi interminable parrafada!), lo medites por tí mismo un poco también, te informes más allá de lo que digo aquí si quieres saber más, y también que si te apetece expongas tus opiniones.

1 comentario:

Salvador dijo...

Creo que esta introducción al problema del creacionismo hará meditar a más de uno sobre la barbaridad que representa dicha teoría y lo peligroso de su expansión. OAB